Gracias por todo

Se que debería olvidarte, que fuiste un completo estúpido es la cosa mas dulce que puedo decir de ti en este momento. Dije que te odiaba, te maldije incontables veces, queme tus fotos y me deshice de tus regalos. Todo con la esperanza de poder olvidarte; Pero no fue así…no fue así.

“--¡Valeria, abre la puerta, por favor!—“replicaba lejana, la voz suplicante de mi mejor amiga.

Mas todo lo que hacía era pensarte en la oscuridad hecha un ovillo, me dolía la cabeza de tanto llorar, mis ojos estaban secos y ardían por no tener ya nada más que derramar.

Tú decías que era la chica más dulce con la que habías estado. Pero cuando terminamos dijiste que eso es todo lo que yo era. Creo que dijiste que era como un panal o algo así, la verdad no te entendí nada, mi mente se nublo cuando de aquellos labios que me habían dado tanto amor salieron esas palabras…

--“lo siento…creo que esto no da para más, en verdad seguir con lo nuestro ya no… uf~ ya no es como antes ¿entiendes?….”—el resto de tu discurso se quedaba mudo, las piernas me temblaban y mis ojos comenzaron a rebalsarse de dolor. Pero tranquilo, yo ya lo sabía…

Yo sabía que ya no sentías lo mismo, me esforzaba tanto para que volviese a encender la llama, pero el caramelo no es un buen combustible ¿verdad? También sé que no querías terminar con migo para no herir mis sentimientos… ¿no te dabas cuenta que era más doloroso estar con alguien que ya no te amaba?; Aun así me negaba a dejarte, me negaba a ver lo que estaba sucediendo, ¡no importaba si los dos éramos miserables, yo quería que estuviésemos juntos!

  “ese tipo no vale la pena”, “no llores por él”, “Eres joven y bonita”, “tienes toda una vida por delante, hay más hombres afuera”

Todas esas frases dichas por la gente que me quería, todas esas frases con las mejores intenciones, todas esas frases clavándome el corazón como infernales cuchillas. Si, era una tonta por llorarte, una cobarde por no poder alejarme de tu recuerdo. Fuiste el más grande amor que había tenido, me abrazaba a la almohada creyendo que eras tú, aun guardaba la esencia  del perfume que usabas. De aquel departamento que arrendábamos juntos y que debía abandonar, porque simplemente ya no me alcanzaba el dinero ni las fuerzas para permanecer allí.

“¡¡Vuelve a mí!!” te gritaba en las noches

“¡¡te odio!!” exclamaba en la mañana   

Así pasaron cinco meses de mi vida, no me había dado cuenta, ahora vivo otra vez con mis padres, ellos trataron de hacer de cuenta que nada había pasado, como si el tiempo que estuve y viví contigo no hubiese existido. Me mentalice a olvidarte, tú no valías la pena. Entonces eliminé a esa persona la que te habías enamorado.

Me corté el cabello, Helena me enseñó una forma más moderna de maquillarme y vestirme - lamenté tener que deshacerme de mis vestidos y de mi base de maquillaje suave, pero tenía que dejar a esa “Valeria” atrás- por fuera era una chica completamente distinta, aun te recordaba y aun me dolía, pero ya no me atormentarías.

--¡vamos a esa exposición y después en la noche vamos por unos traguitos y buena música! ¿Qué te parece?—me sugirió Helena con un divertido paso de baile. A su manera ayudándome a olvidar.

--¿la exposición?, ¿la de los estudiantes de la escuela de arte?... ¡claro que sí!—respondí fingiendo interés. Aunque no era del todo falsa, pues amaba el arte y siempre iba a esa galería cuando nuevas exposiciones se presentaban. Ahora era el turno de los estudiantes de la Facultad de Artes, los mejores cuatro iban a exponer sus obras ese día; Además tu odiabas esas cosas, recuerdo tu cara de aburrimiento y tus constantes “vámonos” cuando te llevaba.

--también invite a Víctor...—agregó sonriendo con picardía

--¿Víctor?—pregunté curiosa--¿ya volvió del intercambio?

Víctor, Helena y yo éramos amigos muy unidos, nos conocíamos desde el colegio y a pesar de que estudiábamos carreras distintas nos seguíamos viendo casi todos los días. Pero él se distancio mucho cuando empecé a salir contigo y después hizo esa pasantía al extranjero.

Finalmente, llegó el día de la exposición.

--¡¡ ¿QUEEE?!! ¿Te intoxicaste?, ¡¿pero cómo?!—la regañe por teléfono

--perdón…perdón…no… no podré ir…-- se disculpó con dificultad

--que mal, entonces lo dejaremos para….

--¡¡de ninguna manera!!--Me gritó con fuerza—digo…ayyy amiga~, no te preocupes por mí,*cof cof*  hoy es el último día de la exposición *cof cof*, no quiero que te la pierdas… ¡Víctor te pasará a buscar a las cuatro, bye!—me colgó entre risitas.

--uf~ cuídate de tu “resfrio-intoxicacion”, adiós—colgué suspirando. Soy ingenua pero no tonta, sabía perfectamente lo que mi amiga trataba de hacer.

….

--entonces lo pasaste súper bien en tu pasantía ¿no?—le pregunté mientras íbamos caminado hacia la galería.

-- era una ciudad preciosa, aunque no tenía mucho tiempo para recorrerla, el estudio era duro, pero a veces tenía tiempo de relajarme un rato cerca del muelle—me respondió

--Helena dijo, que lo de la exposición fue tu idea—comente, Víctor desvió un poco el rostro aclarándose la garganta.

-- si *ejem*...recordaba tu gusto por el arte, y esta vez hay pinturas, esculturas y grabados muy bonitos.

--¿muy bonitos?...jajajaja no tienes idea de lo que estás hablando ¿verdad?—le pregunté arqueando las cejas.

--ay, perdón por no entender su precioso arte señorita—bromeó agitando las manos, me reí de su mueca tan graciosa, el parecía más relajado. Siempre fue un chico muy serio y tranquilo, quizás el viaje le hizo bien.

--está bien si no quieres ir, lo entenderé—me adelanté un par de pasos. A ti tampoco te gustaba; pero ibas por mí, quizás querías forzarte a entenderme un poco.

--¡que no lo entienda no significa que no me pueda gustar!—exclamó, luego sentí como me agarró de la mano, llevándome a la entrada de la galería.

 Los trabajos estaban alternados entre pinturas y esculturas, había muchas personas el último día y también alguno que otro periodista del diario local haciendo entrevistas.

Mientras paseábamos por la exposición me di cuenta de algo que en ese momento me devastó profundamente:

Víctor me recordaba mucho a ti, a pesar de que eran completamente distintos: tú eras de los que siempre estaban rodeados de amigos, siempre con esa sonrisa tan encantadora, con esa facilidad para caerle bien a todos. Fue una gran sorpresa para tus admiradores (y hasta para mi) cuando comenzaste a salir con migo. En cambio Víctor era de esos geeks solitarios, fanático religioso de sus números binarios y ordenadores. Prácticamente Helena y yo teníamos que obligarle a vivir en el mundo real.

Pero ambos estaban en una galería de arte con migo, tratando de fingir interés, tratando de sonreír forzosamente frente a dibujitos en un trozo de tela y atrocidades deformes hechas de barro o metal.

¡No podía soportarlo! ¡No podía soportar que fueran tan deshonestos  con migo y con ustedes y solo porque no querían “herir mis sentimientos”! ¡Estaba tan cansada de aquello! ¡Ya no soy una niñita! ¡No necesitan burlarse de mi sensibilidad de esa forma!

--¡voy al baño!—exclamé caminado rápido, Víctor no alcanzó a reaccionar

--¡Vale…!—le escuche gritar detrás mío, un molesto “shhhhhhht”  le obligó a callarse.

¡¿Por qué soy tan tonta?! ¡Si fuera un poco más fría y atrevida, estas cosas no me pasarían! ¡No importa si me veo más fuerte y decidida, por dentro sigo siendo la misma inútil hipersensible de siempre! ¡Si fuera más fuerte yo…si fuera más fuerte yo hubiera sido capaz de olvidarte!

Volví a llorar como siempre, me fui al rincón más alejado del segundo piso donde ya nadie circulaba, hasta que me topé con una pintura que llamó mi atención.

Era  la imagen en contrapicado de la espalda de una chica, mirando hacia el cielo del atardecer, con un largo y liviano vestido que blandía al viento. Un sombrero de paja se hallaba volando un poco lejos de ella, la muchacha extendía la mano pero no pudo alcanzarlo algunas hojas otoñales y pétalos de flores rodeaban su cuerpo dirigiéndose al lejano sombrero.

Se parecía tanto a mí, tanto a “la antigua Valeria”

--debes estar triste ¿verdad?...—le hable entre sollozos—cada vez se aleja más de ti y no podrás alcanzarlo…ya lo perdiste…ya no volverá a ti…

Estaba sola en aquel rincón, llorando junto a mis recuerdos de ti, no podía olvidarte.

--¿Cómo crees que es su rostro?—me preguntó una suave y femenina voz a mi lado.

--¿huh?—me voltee tratando de secarme las lágrimas—no lo sé, esta de espaldas.

--oh, te lo preguntaré de otra forma, ¿Qué crees que está pensando la chica en estos momentos?—me preguntó, cuando la miré bien, la chica a mi lado era realmente hermosa. Su cabello era ondulado y de color castaño cobrizo, tenía unos grandes y soñadores ojos verdes y su piel era blanca.

--bueno… ella perdió su sombrero, quizás solo sea un simple sombrero de paja, quizás le digan que no era tan caro, que puede comprarse otro; Sin embargo era algo muy importante para ella…—respondí mirando a aquella “Valeria de oleo”  

--¿Cómo sabes que era importante para ella?, no puedes ver su rostro, no sabes lo que piensa—se acercó un par de pasos más a la pintura.

--…por que trata de alcanzarlo, si no le importara ni siquiera levantaría el brazo. Quiere que vuelva a ella, porque…lo ama

--¿lo ama eh?, ¡pfff!, ¡es sólo un sombrero de paja!—bufó con desprecio, yo me voltee molesta.

--¡para ella no es solo eso! ¡Para ella es importante! ¡Ella aprecia a ese ingrato sombrero más que ninguna otra cosa!—exclamé dolida, aunque no entendí por qué estaba tan dolida. Ella me miró sorprendida, luego comenzó a reírse de forma elegante pero muy sincera

-- tienes razón…ella lo ama, y es ridículo porque se está alejando de ella; sin embargo extiende su mano hacia el—respondió imitando el gesto de la pintura.

--¡pero…lo está perdiendo ¿Qué va a hacer ahora?!—le pregunté preocupada

--¿perdiendo eh?… ¿y si tan solo lo está dejando ir…?—preguntó mirando el cuadro

--¿dejando ir? ¡¿A dónde?!

--no lo sé, hacia el atardecer, el viento, hacia… ¿el cielo?—miró profundamente el cuadro

--es doloroso…no tenerlo a su lado nunca mas

--¿ves las hojas y los pétalos?—me preguntó señalándome aquellos pequeños elementos.

--si… están muy bien detallados, fueron hechos con mucha precisión, de seguro el artista uso  distintos tipos de pinceles para darle un especial énfasis en las texturas, ¡parecen como si se salieran del marco!—exclamé, luego pensé que estaba siendo demasiado extraña con mi seudo critica de arte.

--ha ha, eres buena con los detalles…pero los pétalos y las hojas están alrededor de ella y vuelan hasta el sombrero…son un puente, ella y su amado objeto aún están conectados de alguna forma, así nunca lo olvidará—reflexionó levantando la vista hacia el cielo del cuadro.

--¿conectados? ¿Nunca olvidar?... quizás no es lo más saludable—comente, compartiendo la melancolía de esa extraña.

--bueno, no podíamos pensar tan igual…en eso no estoy de acuerdo contigo, amiga—concluyó estirando los brazos—mi abuelito hacia sombreros de paja…

--¿ah?—la miré de reojo, la chica parecía triste, pero sonreía frente a la pintura, como si estuviese un poco más tranquila, satisfecha por algo.

--bueno, tengo que irme…disculpa, ¿puedo preguntar tu nombre?, no siempre encuentras a alguien que interprete una pintura igual que tú—me sonrió

--soy Valeria, mucho gusto ¿y tú?   

--Mirna, encantada de conocerte, bueno, ¡nos vemos!—se despidió

--adiós—me despedí bajito, estoy segura que ella no me escucho, pero estaba bien.

 Mirna, es  muy extraño. Después de hablar con ella me sentí más tranquila, aun me dolía pensar en ti, aun quería llorar; pero estaba contenta de que alguien pensara como yo, aquella pintura era muy hermosa. El arte se puede interpretar de muchas formas diferentes, pero al menos conocí a alguien que la veía como yo, ambas compartimos un sentimiento que nos regaló el artista.

Miré la pequeña placa que estaba debajo del marco, ni me había fijado en el nombre del cuadro.

 “Título: Gracias por todo”

“por: Mirna Zambrano”

--¿ah?...¡¡¡¿ahhhhhhhhh?!!!—exclamé impactada.

Ella misma había pintado el cuadro, ¡DIOS MIO! ¡Interpreté el cuadro tal como lo hizo la artista!, un momento, quizás sea otra Mirna, es un nombre común así que quizás me halla confundido, a menos que…

--¡Vale!—Víctor corría por los pasillos hasta que fue nuevamente advertido por los visitantes de la galería

--¿Víctor?

--fiu~ tardabas demasiado, me preocu… ¡¿Vale estas bien?!—exclamó alterado cuando me vio a los ojos. Había llorado, así que probablemente los tenía rojos o hinchados.

--si…es solo que…--desvié la mirada.

--lo siento, quizás fue una mala idea, ¿quieres que nos vallamos?—me preguntó apoyando las manos en mis hombros.

--no, no todavía, quisiera despedirme de alguien primero—respondí.

Mirna, quería ver a esa muchacha otra vez. Más bien quería comprobar si ella era Mirna Zambrano o quizás alguna tocaya que se cruzó en esta galería.

--Entonces quieres comprobar si esa chica es la autora de esa pintura ¿eh?—me preguntó ayudándome a buscar.

-- si, aunque si no lo es, no importa, aun así quisiera despedirme—respondí

--quizás te lo hayan dicho antes pero…no llores, no todo está perdido ¿sabes?—me miró directamente, yo solo le sonreí. Definitivamente era una tonta que no podía olvidarte, había alguien que estaba esperando por mí y aun así no podía quitarte de mi corazón, mi cuerpo, mi alma.

--¡ya sé! Quizás en la entrada halla alguna referencia de los expositores, ¡vamos!—exclamó llevándome del brazo.

Fuimos hacia la entrada, pero nos encontramos con ella antes de llegar, iba afirmada del brazo de un joven acompañante, tu brazo…