Domingo, 18 de marzo, 2018 (2320)

…

    Discúlpame, deje de escribirte pues ocurrió algo sorpresivo e inesperado. Una pequeña acción que desencadenó muchas otras cosas más.

    Estaba escribiéndote, contándote las cosas que habían pasado durante el incendio. Cuando escuché a mi hermano exclamar sorprendido “¡Berwald!”. Al levantar la cabeza vi lo que Suecia había hecho para provocar tal reacción en West.

    Había apretándolo con fuerza el endeble vasito desechable, haciendo que el café caliente se derramara en su mano. Le vi mirarse la diestra y su alma regresó a su cuerpo (pues realmente parecía como si la hubiese perdido). Esta volvió con tal violencia que deformó su rostro en un sentimiento de naturaleza humana.

    Empezó a llorar, con la vista clavada en la mano enrojecida por la temperatura del líquido. Aunque creo saber el verdadero motivo de sus lágrimas.

“Esto no es nada” debió haber pensado.

    Pese a que desaparecer es la única forma muerte para nosotros los Países. Nuestros cuerpos son de carne y hueso, son cuerpos humanos. Sentimos frío y calor, los golpes duelen y las heridas sangran.

    Quizás Berwald pensó en el terror y la sofocación que debieron haber vivido tanto Tino como Peter minutos antes de perder el conocimiento. El aire agotándoseles, el fuego rodeándoles. Sealend siendo tan solo un niño y Finlandia desesperado por salvar a su hijo y a Hanatamago de aquel infierno.  

    El medico ya nos había informado del estado de ambos, sus quemaduras necesitaban de gran cuidado aunque lo que más le preocupaba era la cantidad de gases tóxicos que pudieron haber aspirado.

luego repentinamente abrió la boca y empezó a hablar 

—¿Estas contento ahora?...¿Has obtenido tu venganza?—preguntó mirando hacia el techo, las lágrimas seguían cayendo de sus ojos.

    Luego nos miró a ambos. Su rostro inexpresivo regresó; Pero hubo algo muy diferente esta vez, sus azules vidriosos reflejaban un profundo dolor mezclado de odio.

—He…he he he he he he he he he he he he…tal vez yo fui un ladrón. Pero tú…Tú eres un demonio.

    Clavo sus ojos en Ludwig. Yo sabía que no le hablaba a mi hermano, Suecia ya probablemente lo sabía. Su conexión con el Codex Gigas, la forma en la que lo obtuvo, la pelea de la cena, las palabras en Latín “Fur, Fur”, aquellos detalles históricos y geográficos difíciles de ignorar.

    Me sentí mal por West pues era el único que no sabía nada, y se sorprendió al sentir la rencorosa mirada de Berwald en él.

—¿Be-Berwald? ¿Qué estas…?

--¿No tienen que ir a República Checa?—Le interrumpió, quitándose los lentes y limpiándose la cara.

    Ambos nos quedamos en silencio. Era cierto, nos urgía ir donde Eliaska; Pero también sentíamos que no podíamos dejarle solo. Yo no suelo ser tan sociable ni condescendiente; Pero el tipo nos recibió muy bien, nos ofreció ayuda y hospitalidad pese al incidente del Martes. Era lo mínimo que podíamos hacer.

— Yo estaré bien…—interpretó nuestras intenciones—…no es necesario que se queden.

—Suecia, nos podemos quedar un poco más, no es tan…

—¡¡VÁYANSE!!...por favor váyanse-- Nos pidió deteniéndose en medio de su ira, En aquel momento sentí que quería decir algo. Pero se contuvo por algo…¿o alguien?

— Si es lo que realmente quieres, nos iremos. Lo siento, lo siento mucho— Mi hermano se disculpó muy afligido.

—…

—¿…?

—…No hay problema, los acompaño al ascensor— nos ofreció.   

    Aceptamos, sabiendo que esa sería la despedida de la casa de Suecia. Una despedida más que amarga, no se suponía que terminaría así. Pero no teníamos otra opción más que continuar, hacia este Abismo de misterio y locura.

    Cuando llegamos al ascensor y segundos antes de que las puertas se cerraran. Berwald Jaló a West fuera de este, metiéndose él en su lugar. Mi hermano es fuerte, y reaccionó rápidamente pero Suecia usó todo su cuerpo para sacarlo una vez se intercambiaron y como se interpuso entre nosotros. Yo tampoco pude hacer mucho cuando presionó con insistencia el boton que cerraba las puertas.

—¡¿Qué mierda te pasa?!—le interrogué furioso, Gilbird me apoyaba con fuertes tronidos.

Suecia apretó los botones de todos los pisos y luego se paró frente a mí con su semblante aterrador, que con sus ojos irritados y el cabello desordenado, se veía aún más peligroso.

—¿Quién es Ludwig? ¿Es Sacro imperio? ¿Cuánto tiempo crees que podrás seguir manteniendo tu estúpido secreto? ¿Por qué lo haces? ¿Qué ganas con esto?

    Fue la primera vez que le escuché decir una frase tan larga. Mi grandiosa persona no se sentía intimidada por ese gigantón, por lo que me paré orgulloso y levanté la cabeza para mirarle directamente.

—LUDWIG ES ALEMANIA— respondí con coraje. Él se encontró con mi seguridad y retrocedió un poco.

—Ya veo…no me lo dirás. 

—No tengo nada que decirte…Comprendo que lo de tu familia te está afectando demasiado y…

—No te metas con mi familia— respondió de forma plana, pero antes demostrando furia al golpear con el puño el tablero del ascensor, presionándose varios pisos repetidos.

— Tú tampoco Berwald, no te metas con la mía.

—…

—…

    Suecia retrocedió y se apoyó en la pared.

—Esto es una maldición, lo sé

—¿Eh? Tú no eres del tipo supersticioso, ¿Qué te hace pensar eso?—pregunté de brazos cruzados.

—Ese libro solo trae miseria y muerte. La octava maravilla, el libro más grandioso de la edad media, la biblia del diablo, la biblia maldita. Mis reyes lo quisieron y casi lo pierdo en un incendio…un incendio Gilbert, un incendio— se abrazó a sí mismo, no sollozó pero sus ojos se humedecieron otra vez.

— ¿En serio aun crees que ese libro está maldito? La edad media ya pasó hace mucho tiempo Suecia.

— Tú existías cuando su leyenda empezó, pero no tienes idea lo que significó para aquellos que lo hemos tenido en nuestro poder. No conoces este sentimiento, Orden de los caballeros Teutónicos.  

—¿Tú hablando de sentimientos?—arqueé las cejas.

— Antes de ser mío, el Codex Gigas fue de Sacro imperio Romano…solo piénsalo

—¿Qué quieres que piense?

—Yo estoy pagando mi pecado por robárselo…¿Cuál será TU pecado Gilbert? ¿Cómo pagaras el precio? ¿Cuál será tu maldición?

— Todo esto es…¡completamente estúpido!.

—Aunque no lo creas, todo esto, inclusive esta estupidez de ahora la estoy haciendo para ayudarlos, para protegerlos de él…hehehehehe….tal vez por eso…hehehehehehehehe…por eso…hehehehehe estoy pagando con mis seres amados…EHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHE…no debería hacerlo, no debería hacerlo…EHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHEHE.

    Se reía mientras sostenía su cabeza, esa risa entre lamentos, vacia y desgarradora fue realmente algo que ningún otro país ha visto en Suecia (Realmente podría jurarlo, Diario)

    Llegamos al piso uno (Luego de un tour por casi todos los niveles) y apenas las puertas se abrieron, yo salí. No iba a pedirle más explicaciones, pues entendí que él necesitaba hablar eso con migo y solo con migo y que no tendría otro momento más que ese.

    Ahora tengo otro par de dudas, Diario, otras dos más que se acumulan en este saco. ¿Acaso estoy en una carrera contra el tiempo? ¿Y qué clase de advertencia fue esa?

—Buena suerte— me deseó cuando las puertas se cerraron.

    Yo me quedé frente al ascensor, pensando. Pues una idea trepó por mi cabeza y ahora empieza a tomar forma.

    Berwald está convencido que todo esto es obra de Sacro Imperio Romano, que de alguna forma le está castigando, maldiciendo, que es el vestigio de un ser lleno de odio y sed de venganza. Por un momento yo también llegué a pensar eso. Pero Diario, no tiene sentido.

    Las heridas de Ludwig, las cosas que le hace hacer, decir y escribir; Cuando Ludwig sufre de esas lagunas mentales,cuando habla en latin y luego me describe una sensación de angustia, de sentirse sofocado y atrapado. Lo que le está pasando a West definitivamente está relacionado con Sacro Imperio.

    Pero alguien como Sacro Imperio no haría este tipo de cosas, Yo sé quién fue él, no era un santo, pero tampoco un demonio. Quizás era un niño algo aterrador con esa mirada penetrante y su actitud seria le daba un aire de severidad; Pero no haría que Ludwig se lastimara a sí mismo, no intentaría atacar a una persona, ni mucho menos provocar un incendio para poner en riesgo a una familia inocente, buscando una estúpida venganza.

    Ludwig me encontró parado en frente de las puertas, me preguntó que había pasado y por qué Suecia hizo eso; Luego tuvo intenciones de regresar al piso de cuidados intensivos para pedirle una explicación, mas yo le detuve.

—No es necesario.

—¡¿Qué?! ¿Vamos a dejar las cosas así?

—Si 

—¡Pero Gilbert!

—¡Cálmate!— Le ordené con mi grandiosa voz de autoridad.

—Él no te odia, no tiene nada contra nosotros, no nos culpa de nada y no guarda ningún tipo de rencor…Necesita tiempo West, eso es todo. Probablemente a la única persona que odie en estos momentos sea a sí mismo, por no proteger a su familia.

    Le expliqué, no parecía convencido pero si lo entendió

—Bien…vamos, compraré los pasajes a la casa de Eli cuando lleguemos al hotel— Respondió caminando hacia la salida del hospital.

-- Valla forma de Terminar el día— comenté siguiéndole. West asintió con un amargo “mmh”

    Ahora nos preparamos para ir a la casa de Eliaska, Republica Checa, Praga, aquellos dos monasterios que fueron el origen del Codex Gigas.

    Espero que esto nos lleve a las tan ansiadas respuestas que necesitamos.

Gilbert