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Rivalidad,Alianza y Supervivencia (parte 1)

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Acarició su cabello azabache con ternura, tratando de desenredar suavemente aquellos que estaban pegados a causa de la sangre seca; Mas no pudo ser lo suficientemente cuidadoso para que él otro, con gran sobresalto, despertase. 

Vio un profundo odio en esos ojos dorados, unos fuertes alaridos se escapaban de su boca amordazada. Tal vez gritándole alguna grosería o exigiéndole explicaciones. Los sonidos rasposos de su agotada garganta se hacían cada vez más violentos y forzados.

--Shhhtt, tranquilo, deja de hacer eso, lastimaras tu garganta si sigues así, ya llevas dos días haciendo esos ruidos. 

¿Dos días?, ¿Sólo dos días? Para Miguel aquel calvario había sido eterno y tan solo llevaba ahí dos días. Realmente estaba cansado de gritar y forcejear, por lo que agachó la cabeza, cerrando los ojos, queriendo dormir, morir u olvidar.

--No, no me gusta verte así, ¿Pero qué puedo hacer? cuando hemos intentado quitarte la mordaza para alimentarte, tratas de mordernos y te pones histérico, nos insultas y gritas. No nos dejas muchas opciones mi niño, tú eres el culpable--aseveró tocando suavemente el rostro del chico.

El muchacho apartó la cara y la alzó con orgullo. Ni el hambre, ni el frío, ni el dolor, ni siquiera las cosas horribles que esos monstruos le habían hecho a su cuerpo, iban a ser muestras de debilidad. Se mantendría firme aunque por dentro estuviese aterrado y ya sin esperanzas.

--Ah~ me encanta esa mirada, esos ojos color sol… --sonrió con placer mientras le tocaba ambas mejillas-- Eres como un tigre de circo. El felino salta de una silla a otra atravesando los aros de fuego y obedeciendo todas las bobadas del domador; Pero sigue siendo salvaje y hermoso, en cualquier momento podría arrancarle un brazo al tipo que se cree su dueño. Dime, ¿Tú harías eso? ¿Si pudieras también me arrancarías un brazo?, ¿Verdad que si?...Je Je Je. Pero has sido un gatito muy complaciente, y eso también lo disfruto mucho--se acercó a su rostro expulsando un pesado aliento sobre su mejilla, la que después recorrió con la lengua, en sumo deleite.

Desfiguró su cara de asco; Aunque esa fue una de las cosas menos desagradables de todas las que le habían hecho.

--Lamentablemente ya no podemos seguir quedándonos en este lugar por más tiempo.  Mmmhh mañana por la mañana nos iremos. Fue divertido...Miguel.

Entonces su joven corazón se aceleró por unos instantes y sintió la escarcha de la muerte soplando en su nuca. Sabía que él no era el primero y que tampoco sería el último. Aquellos enfermos, esos hombres habían pegado en las paredes cuidadosamente algunas fotografías de otros cuatro adolescentes que habían corrido la misma suerte que él. y precisamente ahora tomaba la suya, que seguramente la pegaría junto con las otras, para que algún desafortunado o desafortunada la viera también.

Y se habían tomado la molestia de explicarle como terminarían con el juego (y con su vida) todas las cosas que harían con él después y durante el tiempo de su estadía en aquel sótano que apestaba a miedo, humedad y putrefacción. 

Se encogió como pudo a la silla que sostuvo su cuerpo por tan largas horas. Sintió sus entrañas revolverse de solo pensarlo, aunque no tenía nada más que bilis para vomitar. Tenía miedo, mucho miedo, en verdad ya quería terminar esta pesadilla, si en aquel momento hubiese podido hablar hubiese dicho:

“¡Si van a matarme!, ¡Háganlo ya, carajo!!”

 

Entonces se fue, aunque Miguel sabía que por lo menos uno de ellos volvería, con algún aparato o juguete extraño y finalmente el instrumento definitivo. Después de todo no habían terminado su “programa de actividades” y sabía que cuando alguno volviese seria el fin.  

Esta situación lo tenía en un permanente estrés; Ambos sujetos lo trataban de formas diferentes, le hacían cosas diferentes. Pero cualquiera de los dos que estuviese con él, le causaban la misma repulsión y el mismo pánico. Mas no lloraría, no suplicaría, aunque en ese momento se imaginaba todo lo que vendría después. Jugarían con su cuerpo una última vez y luego simplemente acabarían con su vida, de una forma tan grotesca que su mente no resistió tales pensamientos, haciéndole perder la conciencia a los pocos minutos de quedar solo.


Aquella casa antigua estaba, literalmente cayéndose a pedazos, por lo que las paredes crujían escandalosamente cuando, las igualmente, ruidosas escaleras eran usadas.

Le despertó el fuerte ruido de varios pasos bajando, ya estaban aquí…

…Era la hora…

…Se había terminado…

…¡No quería morir!...

…¡NO QUERÍA MORIR!...

Sus latidos, respiración y ansiedad aumentaban con la proximidad de los pasos y un escalofrío recorrió su lastimada espalda cuando sintió la pesada puerta de metal abrirse.

Ahí estaban ellos, como olvidar los rostros de aquellos desgraciados. Pero uno de ellos llevaba algo grande sobre los hombros. Dejó caer un cuerpo inconsciente frente a Miguel.

--Uf~ y yo que pensaba irme esta noche...Bueno, tendrás un nuevo compañero de juegos Miguel-- le sonrió mientras se agachaba para deslizar su mano por sobre el lozano rostro de la nueva víctima.

— No sé si sea buena idea— comentó el otro

— ¿Y que querías que hiciera? ¿Qué lo dejara ir?

— Podías haberlo matado por ahí, lejos de la cabaña obviamente.

— ¡Vamos! Si es lindo, además no te apetece agregar a tan tierno chiquillo a la fiesta— lo sostuvo entre sus brazos apretando sus mejillas.

Era un chico de la misma edad de Miguel. Vestía un uniforme escolar, zapatos negros, pantalones grises, una corbata, chaleco gris, camisa blanca y rodeando su cuello, un pañuelo palestino rojo/gris; Aunque estos últimos tenían unas motas de sangre esparcidas por el cuello y la espalda. La razón, una herida en la cabeza que se derramaba desde su cabello castaño oscuro hacia su ropa.  

Cuando Miguel bajó la vista por inercia, fijándose más detenidamente en el otro pobre desafortunado. No pudo evitar dar un limitado salto de la impresión.

¡¡Lo conocía!! ¡¡Por Dios que lo conocía!! Era uno de sus compañeros de curso. Un estudiante de segundo año medio del colegio San Alberto.  

Manuel Gonzales, la peor persona con la que podría encontrarse en esta situación.    

Hace algún tiempo, no mucho, cuando escribía “el asombroso diario 3000” me di cuenta que en la literatura, horror y terror son géneros diferentes (yo creía que eran la misma vaina). Por lo que me propuse escribir una pequeña historia -y con pequeña me refiero a una con más de 10 partes- de terror.

A muy grandes rasgos (y por lo que entendí). Horror se refiere a aquellas historias  que buscan provocar sensaciones como terror, desesperación, asco, entre otras que involucra mayormente a algún suceso paranormal o inexplicable  (como lo es el Asombroso diario 3000)

Y Terror se refiere a miedo intenso a algo, es probablemente un sentimiento mas visceral, en el sentido de infundir miedo hacia algo real. Pues como muchos han de saber a veces la realidad supera a la ficción.


Y esta historia de terror, cuenta las desventuras de dos compañeros de curso (que no se caen para nada bien) luego de huir de sus secuestradores y que unirán fuerzas para encontrar la carretera y regresar a la ciudad.  No parece tan difícil, ¿verdad? 
NO SERÁ TAN SENCILLO


Manuel Gonzales (Chile) es de :iconrowein: y la comunidad de Latin-Hetalia

Miguel Prado (Perú) es de :iconkuraudia: 



PD: ni siquiera DA sabe que hay una diferencia entre terror y Horror :/

 

 

© 2018 - 2024 climexu
Comments1
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aguilareal88's avatar
Jesús de Veracruz muy perturbador pero interesante amiga bien hecho